Por tanto, conforme la economía estadounidense se dirige hacia una fase de bajo crecimiento, los préstamos bancarios comportan mayor riesgo de impago que los bonos high yield. Además, la proporción del mercado de bonos high yield que está garantizada —31% a 31 de diciembre de 2022— es relativamente elevada, lo que podría traducirse en unas tasas de recuperación más altas en caso de impago.
Tres motivos para alcanzar un mayor equilibrio
Creemos que los inversores deberían plantearse prescindir de los préstamos bancarios y apostar por un enfoque más equilibrado a la hora de invertir en rentas. Entre las estrategias activas más efectivas se encuentran aquellas que combinan deuda pública y otros activos de alta calidad sensibles a los tipos de interés con activos de deuda corporativa orientados al crecimiento en una única estrategia gestionada de forma dinámica.
Este enfoque puede ayudar a los inversores a hacerse una idea de la interacción entre los riesgos de tipos y de crédito, de manera que puedan tomar mejores decisiones sobre qué dirección seguir en un determinado momento. La capacidad de volver a equilibrar activos que mantienen una correlación negativa ayuda a generar rentas y rentabilidad potencial, al tiempo que limita el alcance de las caídas cuando se producen oleadas de ventas de activos de riesgo.
En el entorno actual, adoptar una estrategia barbell aporta tres ventajas principales:
1) Generación de rentas. Los rendimientos de los activos de riesgo son más elevados ahora que en los últimos años, lo que ofrece a los inversores que buscan rentas una oportunidad de abastecimiento que llevan mucho tiempo esperando. Los inversores deberían tratar de diversificar sus carteras no solo internacionalmente, sino también por sectores. Los sectores como la deuda corporativa high yield, la deuda de mercados emergentes y los activos titulizados —entre ellos los bonos de titulización hipotecaria respaldados por inmuebles comerciales y los títulos de transferencia de riesgo de crédito— también pueden servir de protección contra la inflación al aportar una mayor fuente de ingresos corrientes. A nuestro juicio, los inversores deberían apostar por crédito de mayor calidad, ser selectivos y prestar atención a la liquidez. El crédito con bajas calificaciones en cualquier sector es más vulnerable en un contexto de recesión económica.
2) Duración. Mientras que los préstamos bancarios de alta rentabilidad suelen tener nula o escasa duración —una medida de la sensibilidad a la variación de los tipos de interés—, los bonos de deuda pública pueden ser una fuente de duración excelente. Además, pensamos que, en estos momentos, una duración moderada con deuda pública de alta calidad podría ser especialmente positiva para las carteras. La duración suele comportarse bien cuando la inflación cae y la economía se ralentiza, y permite contrarrestar la volatilidad de los activos growth.
3) Correlaciones negativas. En 2022, los mercados de renta fija y variable rompieron con la convención y cayeron a la vez, dejando a los inversores sin apenas sitios donde esconderse. Algunos observadores del mercado planteaban la posibilidad de que hubiera pasado ya la época de correlaciones negativas entre los bonos del Tesoro estadounidense y los activos de riesgo. Sin embargo, los últimos acontecimientos del mercado han demostrado que esa tesis era errónea. A medida que en marzo se vendían masivamente activos de riesgo, los bonos del Tesoro experimentaron una fuerte subida, restableciéndose así la correlación negativa entre las clases de activos en un entorno de aversión al riesgo. Creemos que esa relación restaurada persistirá.
Cuidado con el cambio de ciclo
Conforme el ciclo va acerándose a su fin, los inversores que buscan rentas deberán sopesar detenidamente sus opciones. Creemos que una estrategia barbell que equilibre los riesgos de tipos de interés y crédito podría tener éxito allí donde los préstamos bancarios no lo conseguirán. Sobre todo, pensamos que es el momento de ser prudentes con los préstamos bancarios. A medida que avanza la marea, puede que los inversores descubran que los préstamos bancarios a tipo variable son castillos de arena.