La pandemia de COVID-19 ha trastocado la forma en que vivimos y trabajamos al haber creado cambios profundos y acelerado tendencias que ya existían. Para los inversores en inmuebles comerciales, esta transformación ha traído consigo resultados mixtos.
La pandemia ha castigado al pequeño comercio al haber acelerado la transición hacia el comercio electrónico y vaciado los edificios de oficinas para convertir los salones de las viviendas en lugares de trabajo. No obstante, también ha impulsado el auge de la construcción de almacenes y liberado un fuerte gasto reprimido en viajes y ocio con la reapertura de las economías, poniendo así de relieve la diversidad de los inmuebles comerciales.
Las recientes turbulencias en el sector bancario han reavivado la preocupación de que los vientos cruzados que sacuden al segmento de los inmuebles comerciales puedan convertirse en vientos de cara. Los bancos medianos y regionales despiertan especial preocupación, ya que compran bonos de titulización hipotecaria respaldados por inmuebles comerciales (CMBS) y operan en el negocio de los préstamos para este tipo de activos. Una reducción de la concesión de préstamos por parte de los bancos regionales podría provocar una contracción del crédito que tendría efectos negativos en las valoraciones de los activos inmobiliarios.
No hay duda de que los retos que afrontan los inmuebles comerciales son numerosos, pero creemos que los problemas que aquejan a los bancos son principalmente idiosincráticos, más que sistémicos. Además, el mercado de hipotecas comerciales es demasiado diverso, por lo que no debería medirse por el mismo rasero: los fundamentales presentan enormes variaciones en función del tipo de inmueble, la ubicación y la calidad. Ahora es más importante que nunca que los inversores realicen una cuidadosa diligencia debida y acierten con su elección.
La calidad adquiere especial importancia ante la restricción del crédito
Los bonos con titulización hipotecaria respaldados por inmuebles comerciales constituyen un componente importante del crédito para inmuebles comerciales, ya que representan más del 13% de la deuda hipotecara comercial y multifamiliar pendiente. Los CMBS están formados por hipotecas que financian la compra de hoteles, edificios de oficinas, bloques de apartamentos y otros inmuebles comerciales.
Para crear CMBS se agrupan préstamos hipotecarios individuales, que después se reconvierten en valores con calificación y posteriormente se dividen en tramos dependiendo de su calidad crediticia. El tramo de mayor calidad está formado por valores con calificación AAA, que presentan un riesgo crediticio relativamente bajo. Estos tramos superiores suelen incluir mejoras crediticias que protegen a los inversores frente a posibles pérdidas, mientras que son los inversores de los tramos inferiores los que lidian con la mayor parte del riesgo de crédito a cambio de rentabilidades más elevadas (Gráfico).