Tanto los datos globales como los europeos son comparables a los estadounidenses y muestran claramente que la deuda high yield es la clase de activo más eficiente para generar rentas.
La contribución de los bonos high yield a las rentas es fundamental. Tradicionalmente, las rentas que perciben los bonistas, y no la revalorización del capital, han sido el principal componente de la rentabilidad de los bonos. De hecho, en los últimos 20 años, la rentabilidad anual de los bonos high yield estadounidenses atribuible a las rentas ha superado ligeramente la rentabilidad total anual. Por tanto, una estrategia con exposición insuficiente a las rentas por unidad de riesgo probablemente tendrá problemas a la hora de generar rentabilidades atractivas para los inversores conscientes del riesgo.
Apostar por un equilibrio adecuado
¿Cuál es la combinación de activos adecuada? La respuesta depende de las necesidades y la tolerancia al riesgo de los inversores. Una proporción simple de 50/50 sería adecuada para inversores con elevados requisitos de rentas y una alta tolerancia al riesgo, ya que los activos de crédito acusan, como mínimo, el doble de volatilidad que la deuda pública de alta calidad. Por tanto, cuando hablamos de exposición al riesgo, una división proporcionada entre las dos clases de activos en la práctica se inclinaría hacia el crédito.
Un inversor que desee una exposición más equilibrada probablemente se inclinaría hacia una asignación del 65% bonos del Tesoro/35% bonos high yield, renunciando a una pequeña cantidad de rentabilidad a cambio de un riesgo más bajo. En la práctica, es probable que los inversores que deseen una combinación óptima también realicen asignaciones a una amplia variedad de sectores de renta fija con mayores rendimientos. Entre ellos figurarían bonos high yield, pero también deuda corporativa y de mercados emergentes en moneda fuerte, bonos ligados a la inflación y activos titulizados.
Sobre todo, creemos que mantener el equilibro adecuado requiere un enfoque dinámico activo que gestione de forma explícita la interacción entre los riesgos de tipos de interés y de crédito. Para conseguirlo, las estrategias barbell de crédito ofrecen una ventaja: la combinación de activos diversificados en una única cartera facilita la gestión del riesgo y el sesgo hacia la duración o el crédito dependiendo de las condiciones del mercado.
Elegir la mejor opción ante un comportamiento divergente de las economías
Los retos que afrontan los tres motores de la economía mundial —Estados Unidos, Europa y China— son cada vez más diversos. Por tanto, prevemos que las sendas de tipos y las valoraciones de los activos de riesgo también seguirán siendo dispares. Esta divergencia crea oportunidades para los inversores y especialmente para enfoques barbell dinámicos.
Por ejemplo, en la zona euro creemos que las partes del mercado de deuda high yield parecen especialmente interesantes. También determinados segmentos del mercado europeo de deuda pública presentan valoraciones atractivas, teniendo en cuenta sus características defensivas. De acuerdo con nuestro análisis, si el crecimiento es peor de lo esperado o si los mercados sufren caídas, el Banco Central Europeo (BCE) tiene margen de sobra para recortar los tipos de manera más intensa de lo que prevé el mercado. Por el contrario, la economía estadounidense parece más sólida y es menos probable que la Fed aplique recortes de tipos tan rápidos o pronunciados.
Creemos que el crédito high yield sigue siendo un componente atractivo de una estrategia barbell por varios motivos, incluso a pesar de que los diferenciales son actualmente estrechos. Entre esos motivos están tanto las ventajas actuales (como una rentabilidad elevada y fundamentales sólidos) como las de carácter estructural derivadas de los mecanismos de revisiones al alza y a la baja desde grado de inversión.
Sin embargo, en los mercados globales, los valores de menor calidad, con calificación CCC, representan el grueso de los impagos. Por tanto, puede ser sensato evitar esos bonos cuando las condiciones económicas empeoran. Este enfoque sacrificaría algo de rentabilidad a cambio de un riesgo de impago mucho menor.
La gestión activa puede añadir valor
No existe una única forma de construir una cartera bien diversificada. Sin embargo, es importante examinar detenidamente a los gestores potenciales para conocer sus procesos de inversión y el enfoque que aplican para equilibrar los riesgos de tipos de interés y de crédito. Para saber hacia qué lado inclinarnos —y cuándo hacerlo— es necesario tener un conocimiento profundo de los ciclos de tipos de interés y de crédito en todo el mundo y de qué modo interactúan.
Creemos que una cartera que equilibre de forma dinámica los bonos high yield y de alta calidad tiene la capacidad de resistir en la mayoría de mercados y representa un enfoque más eficiente que un mandato de inversión independiente centrado en bonos con grado de inversión multisectoriales. En un mundo inestable, es importante mantener el equilibrio.