Durante gran parte de los dos últimos años, los consumidores se centraron en comprar productos porque estaban confinados en sus casas. Sin embargo, actualmente el consumidor apunta en dos direcciones: necesidades como alimentos, gas, alquiler y servicios públicos están experimentando una importante inflación, mientras que el precio de experiencias como las vacaciones también está subiendo. Por consiguiente, la atención se concentra cada vez más en estos dos extremos, mientras que la demanda de otras cosas en el medio del camino (es decir, productos) está descendiendo bruscamente al tiempo que se hinchan los inventarios.
¿Cómo se verán afectadas las acciones?
Estas tendencias de los inventarios y la demanda sugieren que la inflación de los bienes debería descender de forma notable durante el próximo año. A pesar de que es difícil hacer una predicción firme sobre la inflación en general —sobre todo teniendo en cuenta que el componente de servicios es mayor que el de productos—, no nos cabe duda de que la inflación se moderará. Cuando esto ocurra, es posible que la Reserva Federal modere la agresividad de sus subidas de tipos de interés. A nuestro juicio, cabe esperar que esto alivie a su vez la presión sobre los múltiplos de beneficios/precios de la renta variable que hemos presenciado durante gran parte de este año.
Esa es la buena noticia para las acciones. Sin embargo, por otro lado, los perfiles de los márgenes de beneficios de las empresas podrían mostrar tendencias muy divergentes.
Pensemos en el sector de la venta minorista estadounidense como ejemplo de algunas de las corrientes cruzadas. Muchos minoristas vendieron la mayoría de sus bienes a su precio sin descuento en los dos últimos años. Esto impulsó los márgenes por encima de niveles históricos y disparó los niveles de ventas. Si nos dirigimos hacia una ralentización de las ventas, con descuentos que supondrán una contracción de los márgenes, las revisiones a la baja de los beneficios podrían ser algo generalizado.
Si bien este escenario parece terrible, siempre hay ganadores por encontrar. Por ejemplo, las empresas minoristas con descuento podrían beneficiarse de este entorno, dado que obtienen mejores resultados —y mayores márgenes— cuando los minoristas tradicionales deben deshacerse del exceso de bienes. La leyenda estadounidense de la venta minorista, Mickey Drexler, resumió bien el entorno actual cuando señaló recientemente: «Nunca he visto —aunque quizá no lo recuerde— tantos descuentos con tanta mercancía con altos porcentajes de rebaja».
En este entorno, los inversores en renta variable estadounidense deben ser cada vez más selectivos y exigentes. Creemos que las empresas que se benefician de tendencias de crecimiento secular y cuentan con equipos directivos de calidad, fuerte capacidad de fijación de precios y márgenes estables o en aumento deberían verse recompensadas cuando se restituyan las normas previas a la Covid. Por otra parte, los inversores deben ser cautos con las empresas que se benefician de vientos de cola insostenibles a consecuencia de la Covid, ya que estos efectos podrían desaparecer de forma dolorosa e imprevista.
La famosa frase de Warren Buffett, «sólo cuando baja la marea te das cuenta de quién ha estado nadando desnudo» resume perfectamente nuestras expectativas para la temporada de presentación de beneficios del segundo trimestre y para las previsiones asociadas de ese mismo periodo. Teniendo en cuenta lo que estamos presenciando, al menos los trajes de baño estarán a la venta.